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XXIII Congreso Pedagógico 2018 

EDUCACIÓN, DEMOCRACIA Y RESISTENCIA
LUCHAS Y SOBERANÍAS PEDAGÓGICAS

Ponente: Carla Wainsztok

Título: Los géneros de las pedagogías

 

Palabras clave: Universidad, género, pedagogía latinoamericana, ciencias y ternuras

¿Las pedagogías tienen géneros? ¿Cuáles son los géneros de las pedagogías? Las pedagogías pueden ser. Las pedagogías están siendo una gramática ética y política. Gramática significa la (re)unión de existencias, experiencias, sentires y pensares. Los géneros de las gramáticas. Los géneros de las escrituras. Las pedagogías pueden ser un género epistolar. Entonces son cartas, intercambios de palabras. Intercambio de citas. Las citas textuales si no son imposiciones también pueden ser amorosas. Las palabras y las transmisiones. Trans misiones.

Cartas y misiones son los materiales martianos en “Maestros ambulantes” misiones de maestras/os, misiones pedagógicas, las cartillas de las campañas de alfabetizaciones, cartas –decía Martí– se llamaban sus notas.

Desde los tiempos de las guerras de independencia Rodríguez y Martí soñaron escuelas, soñaron con escuelas. Con abrir escuelas.

Martí nos enseñó que para enseñar se necesitan de ternuras y ciencias. Las ternuras de Martí. Martí escribía en una hoja como si fuera el ala de un colibrí. Una hoja y un colibrí. Un colibrí se posa en una hoja y poliniza verdades. Martí-colibrí. Las letras y los colibríes. Las calibríes y los colibríes.

Libros y botas de potro. Ciencia y ternura. Pensamientos relacionales. No existe el “pensamiento único” y además la letra con sangre no entra. Rodríguez nos habló de “sociedades pensantes”  para pensar por nosotras/os mismas/os y no ser pensadas/os. ¿por qué no existe una palabra que signifique pensar comunitariamente?

Escuelas de pensamientos. Abrir escuelas puede habilitar otros tiempos, otros anhelos. Habitar ternuras. Lo contrario ya se sabe es pura crueldad.

Las cartas y las tizas. Las tizas dibujan mundos, hacer trizas las tristezas. Las historias no son lineales, las historias se repliegan y despliegan. Nos gustaría entonces dibujar otras formas, otras formaciones, no las que están basadas en una línea de tiempo. ¿Y si inventamos árboles de tiempos? Las raíces, las ramas y las hojas. Las hojas del árbol, la hoja en la que estoy escribiendo. Hojas verdes, hojas secas. Viejas y nuevas hojas. Las savias y las sabias.

Cartas y hojas enviadas al pasado, al presente y al futuro. Estamos haciendo historias, estamos siendo en las historias. Conjugamos los pasados y conjuramos el presente como un don, como un presente. Conjugamos y conjuramos los futuros. Jugamos con los futuros. Imaginamos futuros. Sueños futuristas, sueños nocturnos y sueños diurnos. Ensoñaciones.

Palabras apalabradas. Dar la palabra. Cartas enviadas entre generaciones. Cartas a las/os viejas/os maestras/os, cartas a las/os futuras/os estudiantes. Las/os futuros y las/os estudiantes que (ya) están siendo docentes. Parafraseando a Kusch, ser docente en Buenos Aires. Lagos y logos. Palabras escritas entre generaciones. Contemporaneidades  difusas y complejas. 

Palabras que convidan y se convidan comunidades. Cartas singulares y plurales. Cartas amorosas. Saber querer, querer saber. El saber, el querer y las curiosidades. La curiosidad como relación con los mundos. La curiosidad para no juzgar. Comprender antes que juzgar. Pedagogías que no prejuzgan. Los porqué antes que las técnicas.

La vida y los amores desbordan los conocimientos. Parafraseando a Evita, los amores alargan las miradas de las inteligencias. Y entonces los odios ajustan las miradas, ajustan las inteligencias, ajustan y ajustan. Por eso al odio de clase le respondemos con clases de amores. Toda clase de amores. Los conocimientos y los afectos. Los afectos y los efectos de los conocimientos.

Las pedagogías ¿qué generan? Pedagogías de géneros y generosas. Sonoridades y sororidades. ¿Tiene género mi escritura? ¿Tienen un género “definido” mis lecturas? Géneros (in)definidos. Las definiciones ¿ocultan o visibilizan? ¿Escribir pedagogías de las ternuras implica mirar los mundos desde un género? La ternura como género.

En tiempos donde parece más fácil definir que descifrar nos proponemos pensar. Definir y adjetivar no es lo mismo que descifrar. Descifrar es nombrar y pensar. Descifrar es estar siendo movimiento. Los movimientos del estar. Estamos movilizadas/os, estamos con movilizadas/os.

 

Ser desde el paisaje del sur es el reverso del ser. El reverso del ser es la vida. Los privilegios del ser como pertenecer. Las pertenencias del ser. Las propiedades del ser.

Las propiedades. Las escrituras que legitiman las propiedades. Las escrituras-propiedades y/o las escrituras propias. Volverse autora.

Pensar el sur es pensar al mismo tiempo continente y contenidos. Las formaciones docentes y los aprendizajes. Pensar las formaciones pedagógicas desde el sur del ser. Ser/Sur.

Estar siendo equilibristas entre los singulares y los universales. No se trata de negar Europa sino la versión eurocentrada de las historias. Se trata de crear otras versiones, sur versiones, las versiones desde el Sur. Y estas narrativas también construyen otras geografías y otras cartografías. Gramáticas y cartografías del Sur. Filosofías y pedagogías orilleras.

Las escrituras sagradas y profanas como biografías. Epístolas. Los mitos de origen. Los orígenes del mito.

En los orígenes, estaban el método cartesiano y la didáctica magna de Comenio. Didácticas y método que aplican  “certidumbre” y también, pedagogías indisciplinadas. Pedagogías insubordinadas que no aprenden con operativos.

¿Qué significa medir? ¿Se puede medir una vida? ¿Se pueden medir los saberes? Los saberes que se vinculan con la vida, ¿no son saberes desmedidos?

¿Cómo se miden las profundidades de los pensamientos? Pensar los límites, pensar en los límites. ¿Para qué examinamos? ¿Se puede examinar una vida, o se examina el grado de obediencia? La vida examinada está condenada  a ser una  vida solo pensada.

¿Para qué sirven esas medidas? Las medidas y los métodos. ¿Acaso la pedagogía es un saber que sabe que no sabe? Eros pedagógico.

La vida (con)fluye entre el sentir y el pensar; entre las resistencias y las reexistencias. Las aguas discurren algunas veces, de forma mansa, otras se agitan, pero fluyen con sus memorias a cuesta. El discurrir y los discursos.

Los cursos de los saberes. Saberes en curso. Las materias de los saberes. Los materiales de los saberes. Derecho a los conocimientos, deseos a los reconocimientos. Derecho a tener deseos. El deseo de un estado de derecho.

La(s) verdad(es) no son imposiciones, son posiciones. Las lecturas y las verdades como ficciones y fricciones.

Las lecturas y las interpretaciones. Las lecturas y los ensayos. Los ensayos de (las) lecturas. Ensayar escritos, ensayar obras, ensayar políticas y pedagogías. Ensayos latinoamericanos.

Pensar lo colonial, mejor pensar las colonialidades. Expoliaciones económicas y colonialidades del saber.

Cuando los romanos conquistaban un territorio, plantaban un árbol, cultum, cultivar, colonia. Las y los docentes conocemos otras metáforas más amorosas, Huerta Grande, allí donde florecieron gramáticas pedagógicas vitales. Gramáticas gremiales.

Pedagogías arcillosas de huertas, pedagogías no para modelar sino para crear. Alfareras de alfabetos, tramas, textos y tejidos. Las cartas se enhebran. Papiros y cuadernos y libros cosidos. Los libros como parte interior de la corteza de las plantas.

Las pedagogías (del sur) están siendo una gramática, las texturas de los textos. Los hilados de textos y cartas. Cartas éticas y épicas. Las éticas y las existencias, las existencias de las éticas. Las épicas y las reexistencias. Las reexistencias que son épicas.  Estamos siendo las experiencias de las reexistencias. Estamos escribiendo las resistencias y entonces reescribimos las reexistencias.

Arrojamos botellas con cartas al mar. Los mares y los amares. ¿Nosotras/os no fuimos arrojados al “nuevo mundo” cuando fuimos expulsadas/os de otras lenguas?

¿La maldición de Malinche? ¿Mal dicción? O la “oportuna” posibilidad de acusar de los males a las mujeres. La(s)  lengua(s)  de Malinche, la tentación de Eva. Dejar de contar(nos) las costillas. Las mujeres y las historias. ¿Quiénes escribían las historias? Las mujeres en las historias. En el siglo XIX nuestras mujeres podían batallar, escribir cartas privadas pero no escribir (las) historias. Guadalupe Cuenca, Juana Azurduy, Manuela Sáenz. Nos convidamos en este otro tiempo a estar siendo sureñas. Sureñas es un nombre, el nombre de un  pensar y un sentir relacional.

Nos convidamos a escribir cartas ya no (solo) privadas. Cartas y pedagogías singulares y plurales. Correspondencias entre los mundos singulares y plurales. Correspondencias entre las biografías y las historias.

Los tiempos de las cartas, el tiempo de la escritura, el tiempo de la espera. Las cartas y las pedagogías tienen otras temporalidades. El tiempo de la espera y la diseminación. Diseminación es el otro nombre de las diásporas. Las pedagogías y las cartas acortaban y acortan distancias entre los tiempos de las siembras.

 

 

Carla Wainsztok

Doctora en Ciencias Sociales. Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Investigadora del IEALC. Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Profesora de Pedagogía y Teoría Social Latinoamericana. Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Profesora de Pedagogía y Educación Social. Tecnicatura  Superior en Pedagogía y Educación Social con Orientación en Derechos Humanos (UTE).

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